miércoles, 26 de febrero de 2014

Totalidades concretas (II)

En la primera parte de esta publicación reproduje un esquema tomado de Néstor Kohan en el que se representaba el ciclo que conduce de lo real concreto existente a lo real conocido. Lo reproduzco aquí, modificándolo para hacer notar la separación entre el mundo de la realidad "material" y el (¿fabuloso?) "mundo de las ideas":




Llama la atención la inclusión de la "realidad conocida" en el "mundo real": ¿Por qué se la ha sacado del "mundo conceptual"? ¿Con qué derecho?

La explicación la da el mismo texto: En la perspectiva de Marx, la finalidad de ese conocimiento es política, apunta a la praxis, que está presente al comienzo y al final del proceso. El mundo teórico del conocimiento que el científico va construyendo con el objetivo de conocer la realidad social, forma ya parte de la misma, puesto que contribuye a un accionar encaminado, bien a conservar la realidad, bien a transformanrla.

¿Forma parte de la realidad el conocimiento que permite volar a objetos más pesados que el aire, el que posibilita la salida al espacio exterior, el que ha construido las centrales nucleares? Y en otro orden de cosas, el Corán o el Manifiesto Comunista ¿no salieron del mundo conceptual para condicionar todo lo que modificó desde su origen lo real concreto existente?

Se podrá objetar que cualquier contenido del mundo conceptual puede tener el mismo efecto sobre lo real concreto. Cierto: el disparo de un demente puede cambiar el curso de la historia. Las religiones también han cambiado el curso de la historia, y en ese sentido también descienden del mundo conceptual al real. De hecho, cualquier consecuencia de actos derivados del pensamiento puede hacerlo.

Pero no hablamos de hechos más o menos fortuitos, de comportamientos erráticos o basados en ocurrencias, sino de un proceso iterativo, el que siguen la ciencias, incluso las ciencias exactas, y desde luego las experimentales y sociales. Subidas al mundo de los conceptos, establecimiento de juicios demostrativos y racionalmente ordenados, y descensos a la realidad, para comprobar la corrección de lo construido. El nuevo ascenso a la construcción ideal reinicia el ciclo, y así nuestro conocimiento de las totalidades concretas, realmente existentes, contribuirá a consolidarlas o cambiarlas, mediante la praxis inseparable, que se da siempre (otra cosa es que sea siempre correcta), del que se haya aproximado a su comprensión.

Hay dos momentos importantes en el proceder científico, que separan el proceso de descubrimiento (modo de investigación) del de justificación (método de la exposición). A ello debe seguir la puesta en práctica, como dice Marx en la XI tesis sobre Feuerbach. Los científicos experimentales lo hacen continuamente ¿por qué no han de hacerlo las ciencias sociales?

Por acción o por omisión, lo hacemos todos. Pero, sin conocimiento auténtico de la realidad, pasa lo que pasa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario