lunes, 30 de abril de 2018

El aprendiz de brujo

Casi como aforismos, expondré algunas ideas que encuentro en dos entradas del blog de Jorge Riechmann Tratar de comprender, tratar de ayudar.

La idea de los límites del crecimiento no gusta, y por ello se la ha rechazado desde distintos campos.

En particular, la izquierda con intenciones transformadoras no la menciona más que episódicamente, a veces como un mantra, porque piensa que puede desviar la atención de los desarrollos inmediatos de la lucha de clases, restando energías a los que se mueven en ella a través de sus necesidades perentorias. Creo sin embargo que la verdad es revolucionaria, y que los espejismos se desvanecen y dejan un poso escéptico que es más dañino que la lucha consciente del que sabe que le va la vida en el combate.

Contrariamente a este silencio, creo que no hay mejores argumentos que estos para una lucha consciente por la igualdad, contra el capitalismo y en defensa de lo común, que en definitiva es todo nuestro planeta.

Muy modesta es mi influencia a través de este blog, pero siempre queda la esperanza de que habrá alguien a quien sirva mi esfuerzo divulgativo.

Las dos entradas corresponden a enlaces con dos archivos de PowerPoint que podéis bajar completos. Me parecen muy importantes.




Extralimitarse significa ir demasiado lejos, rebasar accidentalmente los límites, sin intención. Las personas experimentan la extralimitación todos los días. Cuando uno se levanta demasiado rápido de la silla, puede perder el equilibrio (…). En una fiesta uno puede beber más alcohol de lo que el cuerpo puede metabolizar con facilidad; a la mañana siguiente tendrá un atroz dolor de cabeza.  Las empresas constructoras edifican periódicamente más viviendas de las que puede absorber la demanda, lo que conlleva vender unidades por debajo de coste y enfrentarse a la quiebra. A menudo se construyen demasiados buques de pesca, y entonces las flotas pesqueras crecen tanto que capturan muchos más peces que el volumen sostenible; de este modo se agotan los bancos de peces y los buques deben permanecer en el puerto.
Meadows et al. Los límites del Crecimiento 30 años después, Barcelona: Galaxia Gutenberg, pág. 41.

Las tres causas de la extralimitación son siempre las mismas, en cualquier dimensión, desde la personal hasta la planetaria. En primer lugar el crecimiento, la aceleración, el cambio rápido.  En segundo lugar, alguna especie de límite o barrera que impide el correcto funcionamiento de un sistema dinámico. Por último, se produce un desfase o error de percepción en las respuestas encaminadas a mantener el sistema dentro de sus límites. Estas tres condiciones son necesarias y suficientes para producir una extralimitación.
Meadows et al. Los límites del Crecimiento 30 años después, Barcelona: Galaxia Gutenberg, pág. 42.

Recepción política de los límites:
  • Denuncias de maltusianismo.
  • Denuncias de estrategia neocolonial: su objetivo era prohibir el desarrollo industrial del Tercer Mundo volviéndolo a someter tras los procesos de independencia y descolonización.
  • Denuncias de cripto ecofascismo: planes para sustituir la democracia por un gobierno tecnocrático ecologista.
  • Rechazo desde la URSS: límites del crecimiento problema “capitalista” por ausencia de planificación económica.
  • Rechazo desde la izquierda: argumentario que consolidaba la situación de opresión histórica de la clase obrera.
  • Rechazo desde la derecha: argumentario que atacaba el espíritu de libre empresa.
  • Denuncias de complicidad con las multinacionales para destruir la soberanía de los Estados nacionales.
  • Denuncias al Club de Roma como promotor de un plan de dominación mundial de signo racista.
  • Denuncias por promover un pensamiento irracional, milenarista y antiprogreso.


  • Incompatibilidad entre capitalismo (y también capitalismo digital) y democracia.
  • Incompatibilidad entre capitalismo (y también capitalismo digital) y sustentabilidad.
  • Poderío tecnológico sin racionalidad de conjunto ni capacidad de planificar a largo plazo: receta para el desastre. Las obviedades que no vemos…
  • El mayor, peor y más insidioso ideologema de nuestra época: no hay que preocuparse de la degradación extrema de la Tierra que estamos causando, nuestra tecnociencia mágica nos salvará.
  • Pero no disponemos de la eco-sabiduría que nos permitiría gobernar la tecnología. Y el intento por preservar lo que nos parecen logros supremos de la tecnociencia (internet sobre todo) nos conduce a la devastación de la biosfera.
  • Ante cada nueva variante de grandiosos planes tecnocientíficos, preguntémonos: ¿de dónde saldrán la energía, los materiales y la relativa estabilidad social y ecológica que haría falta para materializar esto?
  • Tres decenios ya de digitalización –y ninguna desmaterialización a escala global. ¿No es ya tiempo de dejar de engañarnos?
  • ¿Tecnología libre de valores? Da risa. La sociedad rendida a la tecnociencia incorpora como sus valores básicos el control, la eficiencia, la dominación, el crecimiento económico…
  • Lástima que los resultados sean poco compatibles con seres humanos vulnerables que viven en una biosfera finita.
  • Con un cerebro impresionante y un sistema nervioso complejísimo, podemos comportarnos de forma perfectamente imbécil.
  • ¿Por qué confiar en que internet como “sistema nervioso global” va a desembocar en conductas colectivas inteligentes?
  • El proceso de aceleración social (Hartmut Rosa) y la destrucción de la capacidad de atención del ser humano a través del internet distribuido y sus dispositivos móviles (Sherry Turkle) destruyen la posibilidad de reflexionar, razonar y deliberar.
  • Las “sociedades del conocimiento” son más sustantivamente irracionales que nunca.
  • “Adelante, rápido, adelante, siempre que se puedan obtener beneficios”. La combinación de una tecnociencia cada vez más potente y un capitalismo cada vez más acelerado es letal.
  • El ideal de una “ciencia bien ordenada” se vuelve quimera en semejante contexto.
  • Identificar la tecnociencia con la Razón es una falacia que precisamente contraría el espíritu (y el método) científico…
  • El peor enemigo de la ciencia no es la religión, sino la devastadora subordinación de la ciencia al capitalismo.
  • El problema mayor con la ciencia no es la ciencia, sino la dominación y la hybris –problemas generales humanos que no se solucionan con más ciencia, sino con más sabiduría.
  • Uno de los peores ideologemas de la cultura dominante es el determinismo tecnológico. “El internet de las cosas es imparable”, martillean. “El progreso está indisolublemente ligado a los Big Data…”
  • La humorada de Peter Diamandis: nos lanzamos sin paracaídas y lo vamos construyendo mientras caemos. Pero son estos tecnólatras de Silicon Valley y la Singularity University quienes orientan nuestra carrera hacia el abismo…
  • El automóvil es un medio, no un fin. El smartphone es un medio, no un fin. El dinero es un medio, no un fin. Pero los medios se han convertido en fines últimos. Y los verdaderos fines desaparecen de nuestro horizonte…
  • El mal esencial que padece la humanidad es la sustitución de los fines por los medios, pensaba Simone Weil.
  • Podemos tener democracia o podemos tener capitalismo, pero no los dos a la vez. (Y lo mismo vale para el capitalismo de algoritmos.)
  • Podemos tener sustentabilidad o podemos tener capitalismo, pero no los dos a la vez. (Y lo mismo vale para el capitalismo de algoritmos.)
  • Seguimos repitiendo como loros: “La tecnología hace superior a Homo sapiens”. Y no: si algo nos hace potencialmente superiores, es nuestra capacidad de comprensión, amor y compasión.
  • La comprensión, sin la compasión, no sirve. La compasión, sin la comprensión, no alcanza. Necesitamos las dos…

Aprendices de brujo... que no acaban de aprender...



domingo, 29 de abril de 2018

Sobre el cálculo económico

Si bien el aparato matemático que ha diseñado la actual economía capitalista es mucho más elaborado que los esbozos económicos de Marx, (pero hay que colocar a cada uno en su tiempo) es cierto que carece de la solidez interpretativa de los conceptos marxistas.

El mercado se nos presenta como el mecanismo natural de producción y distribución de bienes y servicios, mediante la ley de la oferta y la demanda que regula los precios y los lleva a una posición de equilibrio. Esto, que puede ser válido en el día a día de un mercadillo de frutas y verduras, se extrapola a escala mundial, por medio de un mercado instantáneo gobernado por grandes corporaciones, en que el cálculo económico lo realizan en milésimas de segundo potentes ordenadores con ajustados algoritmos.

El cálculo obtenido de esa forma se basa en la supuesta "decisión racional" (cálculo egoísta) como criterio único universal, y en la consecuente optimización de beneficios como elemento último a valorar, beneficios que en el ambiente competitivo serán los de los mayores capitales, medidos necesariamente en dinero (¿y en qué monedas?). Dado el carácter instantáneo y cambiante de los mercados de capitales, las expectativas de lucro son siempre a muy corto plazo. Efectivamente se trata de una regulación, pero ¿qué clase de regulación es esa? Solamente importa lo inmediato, porque los valores (los precios en realidad) cambian continuamente, y es imposible adelantarse a los próximos movimientos.

El mercado mundial instantáneo ha sido un gran logro de la informática, cuyos sofisticados algoritmos deciden mucho antes de que puedan hacerlo los mismos interesados. Las consecuencias negativas del cálculo economicista son dos: el crecimiento exponencial de la economía, totalmente insostenible en el tiempo, y la comprobada tendencia al desequilibrio social, con una desigualdad desconocida en cualquier otro periodo histórico.

Además del error de considerar la economía como una ciencia exacta con una única función crematística para un conjunto incierto de variables, la aplicación de ecuaciones optimizadoras tiene inconvenientes gravísimos. En primer lugar, la elección de las variables tiene siempre sesgos. No garantiza la inclusión de algunas muy importantes que se quedan fuera del cálculo. Por otro lado, los coeficientes que se les asignan están sometidos a la misma arbitrariedad.

Si la economía actual se basa en un cálculo económico tan abstracto, posibilitado por la informática, ¿podría esta potente herramienta fundamentar una planificación socialista en que el lucro privado no fuera el fin buscado?

La planificación soviética no contaba con estos medios y desembocó en la persistencia de mecanismos de mercado que acabaron dando al traste con ella. Hoy podemos disponer de ese instrumento en un sentido diferente.

Este interesante artículo que encuentro en Marx desde Cero aborda esta posibilidad. Visto el negro futuro que conduce el cálculo economicista al uso, habrá que tenerla muy en cuenta.




Reabriendo el debate sobre la planificación socialista de la economía


Publicado el 9 abril 2018 por Antonio Olivé

La democracia española reinante es una democracia de low cost, de todo a cien. No hay semana que no supure mierda proveniente del partido gobernante, el PP. Corruptelas y corrupciones a mansalva, dineros opacos en paraísos fiscales, clientelismo y ahora, titulaciones universitarias a la carta de los peperos mandamases. Urge regenerar esto  cuanto antes o el fascismo encontrará su hueco ante la desafección de la política por parte de la ciudadanía.
Una de las herramientas (junto a otras muchas) que pueden ayudar a la llegada de sociedades alternativas y regeneradoras de las actuales viene de la mano de la planificación socialista de la economía. Y sobre eso trata la siguiente entrada de Maxi Nieto y Lluís Catalá que se publicó originalmente en Revista de Economía Crítica, nº21, primer semestre 2016. Cosas interesantes…
Salud. Olivé



Maxi Nieto – Lluís Catalá
(...)

La restauración capitalista en la URSS acometida por el equipo de Gorbachov a finales de los años 80 fue interpretada, en una academia bajo dominio absoluto del pensamiento neoliberal, como verificación, 70 años después de ser formulada, de la tesis de la imposibilidad económica del socialismo. Desde este momento, el debate sobre el cálculo económico en el socialismo pareció quedar definitivamente zanjado a favor de las tesis anti-socialistas. Sin embargo, desde los años 90, Paul Cockshott y Allin Cottrell han respondido a la crítica austriaca demostrando que en las condiciones tecnológicas actuales no existe ya impedimento alguno para conseguir la planificación detallada (procesando todos los insumos utilizados) de una economía compleja. Ello sería posible por dos razones fundamentales:
  • i) en primer lugar porque la información relevante para la organización económica no es principalmente tácita ni subjetiva: como ya hemos señalado, si los precios de mercado en el capitalismo gravitan en torno a magnitudes objetivas que expresan los tiempos medios de trabajo, una economía socializada puede estimar directamente los costes laborales (directos e indirectos) de los diferentes bienes y servicios sin necesidad de dinero; y en todo caso, la coordinación iterativa (que esbozamos en el apartado 4) permite incorporar en tiempo real la información estrictamente “subjetiva” que pudiesen generar las empresas en su búsqueda de la eficiencia y de la adaptación a las condiciones cambiantes de la demanda;
  • ii) en segundo lugar porque el nivel técnico actual, tanto informático como de las telecomunicaciones, permite resolver el complejo sistema de ecuaciones simultáneas utilizando técnicas iterativas (Cockshott y Cottrell 1993 y 2006).
Una economía socializada presentaría una ventaja adicional sobre la capitalista en el terreno de la información. En una economía mercantil, los precios son la principal fuente de información para los agentes, a través de la cual se logra la coordinación económica. Pero ello supone una enorme pérdida de información, pues la matriz de coeficientes técnicos (así como el uso de la capacidad instalada) se reduce al vector de precios. Una economía socialista, por el contrario, dispone de información mucho más completa (coeficientes técnicos, existencias totales de cada recurso, conocimiento de los principales planes de inversión, etc.) que está inmediatamente disponible y es transparente (no oculta en el interior de cada empresa). Ello permite al organismo de planificación tomar decisiones más rápidamente, con visión de conjunto y sentido estratégico. Pero es que además ninguna información que transmiten las oscilaciones de los precios a los agentes en el mercado deja de registrarse en una economía socializada. En ella, un aumento de la demanda sobre la oferta (da igual si sobre bienes finales, intermedios o de inversión) significa también que debe aumentarse la producción del bien en cuestión. En la economía capitalista la comunicación a lo largo de toda la cadena de interdependencias productivas se vuelve lenta y distorsionada por la interpretación subjetiva que hace cada empresa, así como por sus decisiones individuales de inversión basadas en expectativas. Esta pérdida de información relevante, así como el funcionamiento competitivo, hace que la economía capitalista funcione a ciegas y siempre sin alcanzar la plena utilización de los recursos. Todo ello sin contar que en una economía capitalista tampoco se tienen en cuenta las preferencias reales de los individuos, sino solo las que están respaldadas por poder de compra suficiente. La respuesta desarrollada por Cockshott y Cottrell demuestra, en definitiva, que la planificación socialista basada en la estimación directa de los tiempos de trabajo que cuesta obtener los distintos bienes no solo es posible en la actualidad sino que además sería mucho más eficiente como mecanismo de asignación y transmisión de la información, por flexible, rápida, exhaustiva y sin cortocircuitos recurrentes, como sucede en el mercado con las crisis, que conllevan un enorme despilfarro de recursos.

(...)

Marx nunca elaboró una concepción detallada y sistemática de la sociedad comunista por la cual luchaba. Consideraba que no tenía sentido proponer diseños institucionales acabados para la nueva sociedad postcapitalista ni exponer procedimientos concretos de asignación de recursos por dos razones fundamentales:
  • en primer lugar, porque entendía que el comunismo ha de ser una creación colectiva en permanente movimiento, expresión en todo momento de la libre autodeterminación ciudadana;
  • y en segundo lugar, porque las características concretas que adopte la planificación socialista de la economía dependerán necesariamente de las condiciones materiales y técnicas existentes en cada momento.
(...)

En una economía socialista la actividad se emprende, como norma, en el marco del plan. Esto significa que no hay libre concurrencia: la decisión sobre qué producir y dónde no es privada (en cualquier variante empresarial: individual, cooperativa o por acciones) y, en consecuencia, no responde al principio de la ganancia. En este proceso de planificación pueden establecerse, al menos, tres niveles fundamentales que involucran a actores distintos (Cockshott y Cottrell 1993):


  • 1. Planificación macroeconómica. Se encarga de fijar los parámetros generales que regulan el desarrollo económico: cómo repartir el producto final anual entre consumo e inversión; cómo dividir a su vez el consumo entre consumo individual (bienes y servicios finales), colectivo (instalaciones públicas e infraestructuras) y servicios sociales (sanidad, educación, etc.); debe fijar también la jornada laboral normal así como otros aspectos relativos a la ordenación del territorio, el equilibrio ecológico, etc.
  • 2. Planificación estratégica. Tiene como tarea el diseño de la estructura general de la economía en aquellos aspectos que no entran en la planificación macroeconómica. Incluiría todo lo relativo a la estructura sectorial de la economía, las técnicas a priorizar, la elaboración de proyectos estratégicos de inversión, la I+D+i, etc. Muchas de estas decisiones son también materia de decisión democrática (al nivel que corresponda) como pueda ser el caso de los equipamientos comunitarios, los sistemas de transporte y comunicación, etc. Otras son inicialmente resultado de centros especializados de planificación (comités conjuntos de científicos, usuarios-consumidores y trabajadores) que diseñan planes alternativos (que especifiquen ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos) que en último término han de ser sometidos a discusión y decisión colectiva (por ejemplo, planes de investigación científica para reestructurar la economía y desarrollar nuevas tecnologías).
  • 3. Planificación detallada. Se ocupa de fijar el tipo de bienes y servicios que deben producirse y en qué cantidad para cumplir con el plan estratégico general. Para poder cumplir con esos objetivos se debe especificar el tipo y número de insumos necesarios en cada caso. Para ello se requieren al menos dos canales de comunicación y decisión:
  • i) entre empresas, que deberá acordar las características exactas de los insumos suministrados, sin necesidad de que la autoridad central intervenga; esto significa reconocer un elevado grado de autonomía empresarial;
  • ii) en relación a la producción de medios de consumo habría que organizar comités tripartidos compuestos por técnicos (científicos y economistas), empresas (gerencia y trabajadores) y consumidores-usuarios (en caso de bienes finales de consumo), que decidan sobre nuevos productos y la mejora de los existentes, todo ello teniendo en cuenta las necesidades de la población, las posibilidades técnicas y las restricciones económicas (recursos totales existentes en la sociedad así como para cada rama y proyecto). La clave aquí es entender que la planificación detallada (o al menos el grueso de ella) no puede dictarse desde el centro, el cual debe limitarse a establecer las principales restricciones, de tipo presupuestario, sectorial y territorial. En buena medida esta parte de la planificación deberá estar territorializada, relativamente autónoma, constituyendo subsistemas económicos.
(...)

jueves, 26 de abril de 2018

Grados de libertad

No me refiero aquí a los grados de libertad de movimiento de la Física, aunque también para los humanos la libertad es antes que nada libertad para moverse. El concepto que manejo se refiere a las libertades, diferentes en grado, mayores o menores, que las sociedades "conceden" a sus miembros.

Casi nunca son estas sociedades en su conjunto las que se dan a sí mismas las libertades, porque su ejercicio suele ser resultado de la pugna entre dominantes y dominados. En general, una vez estabilizada una estructura social, los dominados consienten en ella de grado o por fuerza, y muy habitualmente lo hacen interiorizando, más o menos, ideas de los dominadores, de los poderosos. En eso consiste lo que se da en llamar consenso.

Si hablamos de libertad es porque existe la no-libertad, la limitación. En mecánica se habla de libertad de movimiento; los límites son físicos, graduados en función de posiciones y direcciones en el espacio geométrico. Para poner un ejemplo simplificado, un tren tiene un grado de libertad, al moverse sobre una línea; un automóvil que puede hacerlo en una planicie tiene dos si se prescinde de su orientación; un avión tiene tres, con la misma salvedad.

Para los seres humanos la libertad de movimientos no es la única, aunque sea la primera en encontrar restricciones, incluso carcelarias, que imponen límites físicos. Pero además de la libertad para moverse y actuar hay otras modalidades, en función de a qué límites se la somete, que son la libertad social y la libertad moral.

Los límites de la primera son límites legales, y por ello externos al sujeto. Los de la segunda son límites éticos, interiorizados por el sujeto.

Digo interiorizados porque aunque sean internos no parten totalmente de él, ya que dependen de una cultura en la que está inmerso, cultura que tiene también carácter social.

De dentro a fuera, del sujeto a la sociedad, la libertad humana se da en tres categorías sucesivas: 
  • Libertad de pensamiento
  • Libertad de expresión
  • Libertad de actuación
Consideremos sus límites, las fronteras que no pueden traspasar:

En la libertad de pensamiento los límites los establece el sujeto, condicionado desde luego por influencias externas, sobre todo culturales, pero fuera de él no puede ser limitada.

Los límites a la libertad de expresión son externos al sujeto, como lo son los de la libertad para actuar. Los establecen las leyes y costumbres propias de cada sociedad. En general, los segundos son más estrictos que los primeros, en los que cabe una mayor flexibilidad, nunca absoluta.

En la entrega anterior Libertad de pensamiento y libertad de expresión mostré un ejemplo muy actual de como los límites de la libertad de expresión pueden ser establecidos con criterios discordantes, según sea la afinidad de las ideas expuestas con las del que hace o aplica la ley. Se acepta la represión de las expresiones que no gustan, mientras se toleran otras semejantes contra el adversario.

El Poder restringe la libertad de expresión siempre que lo considera necesario para su propia salvaguarda. La censura puede ser previa a la publicación, pero cuando es suprimida la puede sustituir una sanción posterior que inevitablemente lleva a la autocensura. Un procedimiento habitual que penaliza la expresión de las "ideas disolventes" es considerar lo que se dice como una apología de actuaciones consideradas delictivas. Las "leyes mordaza" se aplican, además, en función de la trascendencia social de los mensajes, pero también como escarmiento disuasorio en casos de poca trascendencia real. Aviso a navegantes.

Claro que hay mecanismos para burlar la censura con relativo éxito. Uno puede ser la sátira o el humor, aunque también pueden chocar con la represión a través de algún juez malhumorado. Otro es la atribución a otros de lo que se expresa. Funciona si es algo sostenido por muchos, pero también en este caso te puede "tocar la lotería". No era la justicia sino la eficacia la que llevaba en los ejércitos de Roma a diezmar una legión rebelde...

Cervantes utilizó el refranero para exponer ideas propias sin que nadie pudiera culparlo por ellas. Hablar de matar al rey era impensable, aunque fuera "pensable". El refrán era sin embargo de uso común para expresar la libertad irreprimible de pensamientos que no se podían expresar públicamente. Debajo de ese manto se esconde un sentir libre que nadie puede sofocar. Y con este subterfugio se está defendiendo el libre pensamiento ante los ojos vigilantes de la Inquisición.



Actas del XV Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas

NIEVES RODRÍGUEZ VALLE


(...)


Al analizar los refranes de la Primera parte del Quijote en su contexto hemos observado que el uso del refrán puede ser una estrategia narrativa que cumple varias funciones. De la función que nos ocuparemos aquí es la de proteger al autor, con esto queremos decir que, mediante el uso del refrán, Cervantes pudo expresar algunas ideas que de otro modo no hubieran podido librar la censura. Para fundamentar esta hipótesis revisaremos algunas características propias del refrán que le permiten cumplir esta función y la validación, que le da la época, como un bien nacional y, por lo tanto, no censurable.

(...)

¿De qué debía protegerse Cervantes? El Renacimiento fue el período en que España emergió como nación unida; para lograr la unidad los Reyes Católicos debían agrupar bajo un mismo gobierno tres razas y tres religiones, por lo tanto, la religión era la base lógica del nuevo espíritu nacional. Quienes no se convirtieron al cristianismo fueron expulsados de los reinos españoles, y, antes de ello, en 1478, se estableció la Inquisición para asegurarse de las conversiones de los judíos. Para prevenir o extirpar la desviación herética de la ortodoxia católica entre los cristianos profesos, la Inquisición se convirtió en instrumento de una política de conformidad forzosa, a través de una persecución que nunca había caracterizado a España antes de su unificación.

(...) 

Así, creemos que, con el uso del refrán, Cervantes podía encubrirse para decir ciertas cosas que abiertamente no habría podido. No se le podía atribuir una crítica o un punto de vista, pues sólo reproducía la voz acreditada del pueblo. ¿Cuánto puede decir un autor, que se cuida de la censura, amparado en los tradicionales, propios de la nación española, y supuestamente inocentes refranes? La filosofía si es vulgar no es peligrosa para la ideología dominante.


El primer refrán del Quijote I aparece en el Prólogo y, significativamente, es "Debajo de mi manto, al rey mato" (I, Prólogo, p. 51 ). Este refrán en su nivel metafórico, como todos los refranes, expresa una generalización que se aplica a una situación determinada, en donde el manto no es literalmente un manto, ni el rey un rey; el manto representa lo que puede cubrir, proteger, esconder, y el rey se presenta como la metáfora de lo más poderoso e infranqueable, lo intocable, la autoridad, la censura.

"Mi manto" engloba así las estrategias narrativas que podrán eludir y superar la censura. Si en su contexto este refrán aparece como el final de una enumeración que exenta al lector para decir de la obra lo que quiera, sin temor a que lo calumnien si habla mal o lo premien si habla bien, nuestro planteamiento es que el Autor del Prólogo también es libre de decir en la historia lo que quiera si se cubre bajo varios mantos, uno de ellos, el del saber común. El antiguo refrán encaja muy bien con las nuevas ideas sobre el libre albedrío, la libertad de juicio y opinión, pues a estas "nuevas ideas" la sabiduría popular ya les había dado forma en un refrán que expresaba la capacidad de libertad individual encubierta. 

(...)

martes, 24 de abril de 2018

Libertad de pensamiento y libertad de expresión

Estamos asistiendo a fenómenos políticos y sociales de una desfachatez que retóricamente podíamos calificar de increíble, de no ser porque están delante de nuestras narices, y se diría que nos los restriegan para que nos acostumbremos a su aroma y consideremos que son "lo normal": "es lo que hay"...

La represión que ejerce el Poder (el Gran Poder) se dosifica siempre en dosis ajustadas a sus necesidades. Blando o duro, ideológico o físico, siempre cambiante y siempre presente. Estamos acostumbrados y nos conformamos con que no nos toque lo peor, y con mantenernos en nuestro nicho de supervivencia.


Las dos varas de medir están siempre dispuestas. El uso de leyes represivas te puede tocar de forma arbitraria, como pasa tantas veces; las balas silban a nuestro alrededor para que no perdamos el miedo. Lo penúltimo ha sido la requisa policial de camisetas en la final de la copa de fútbol. Y la amenaza de añadir las pitadas al himno como delito en el código penal.

Cuando se descubren sus manejos sucios no muestran pudor alguno. Lo estamos viendo con los títulos expedidos en papel higiénico (eso sí, de quita y pon) que exhiben en el currículum. Y exigen al enemigo una pulcritud que contrasta con su zafio proceder. Véase este ejemplo:



No se puede caer en la trampa de intentar ser ecuánime cuando proponen que se condene en otros lo que ellos practican a diario. No sin antes analizar sus razones profundas.

Con toda naturalidad practican el derecho penal del enemigo, que condena por la simple sospecha de que se va a cometer un delito. La matanza de los inocentes o el envío de serpientes para ahogar a Hércules en la cuna son ejemplos legendarios de que su práctica no es algo novedoso.

Hoy se disfraza hablando de delitos de opinión, de apología del terrorismo o de ofensas a los símbolos. Se trata de utilizar, e inventarlas si es necesario, leyes represivas como cortafuegos que protejan los privilegios de quienes detentan el Poder.