martes, 12 de diciembre de 2017

Carbón para Mike

La mejor teoría de la literatura es su praxis. Lo demás son comentarios. Pero por eso mismo no podemos menospreciar la práctica teórica, la que reclamaba Gabriel Celaya.

La emoción es el auriga de las acciones que merecen la pena. Y la emoción poética es poiesis, creación, «la causa que transforma cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser».


Pero ahora no hay guardafrenos, ni guardavías. Todo se controla a distancia.

Será por eso que la solidaridad no es automática...


Me han contado que en Ohio,
a comienzos del siglo,
vivía en Bidwell una mujer,
Mary McCoy, viuda de un guardavía
llamado Mike McCoy, en plena miseria.

Pero cada noche, desde los trenes ensordecedores de la Wheeling Railroad,
los guardafrenos arrojaban un trozo de carbón
por encima de la tapia del huerto de patatas
gritando al pasar con voz ronca:
«¡Para Mike!»

Y cada noche, cuando el trozo de carbón para Mike
golpeaba en la pared posterior de la chabola,
la vieja se levantaba, se ponía,
soñolienta, la falda, y guardaba el trozo de carbón,
regalo de los guardafrenos a Mike, muerto
pero no olvidado.

Se levantaba tan temprano y ocultaba
sus regalos a los ojos de la gente,
para que los guardafrenos no tuvieran dificultades
con la Wheeling Railroad.

 Este poema está dedicado a los compañeros
del guardafrenos McCoy
(muerto por tener los pulmones demasiado débiles
en los trenes carboneros de Ohio)
en señal de solidaridad.
 
Bertolt Brecht

1 comentario: