sábado, 17 de septiembre de 2016

La mayor parte de la energía fósil restante quedará bajo tierra

 

"Es necesario moverse incesantemente para permanecer en el mismo lugar"




















El tiempo se encoge y el relato se alarga

Esta idea vale para muchas situaciones. Por ejemplo, en esta era de la comunicación instantánea hay cada vez más mensajeros y más mensajes, y menos tiempo para conocerlos, reconocerlos y asimilarlos. Y mucho menos aún para debatirlos y depurarlos. Más bocas dispuestas a hablar junto a oídos menos dispuestos a escuchar.

También se encoge el tiempo de las soluciones mientras crece el volumen de los problemas que nos afligen y afligirán.

Es difícil explicar en pocas palabras a quienes no tengan un sólido conocimiento previo la endiablada situación en que se halla ahora mismo la humanidad.

Sólido no quiere decir inmenso, sino coherente. La solidez de la roca, grande o pequeña, se contrapone a la incoherencia de una cantidad equivalente de arena. Aunque ambas se compogan del mismo material. La diferencia está en el modo en que se traban los elementos componentes. Y esto mismo ocurre con el conocimiento.

Así, el conocimiento de los economistas es incoherente con el de los físicos. Porque en su inmensa mayoría desconocen las bases físicas de su ciencia. Cuando creencias contrapuestas no son coherentes y encima alguna de ellas se contrapone a los deseos se produce el fenómeno de la disonancia cognitiva. Esto lleva unas veces a negar evidencias que no se corresponden con lo que deseamos, y más frecuentemente a "mirar para otro lado".

En lo que ahora nos ocupa, la mayoría de los mortales, y no sólo los economistas, comparte alguna de las visiones fantásticas que la termodinámica echó por tierra hace más de un siglo y que se pueden reunir bajo la denominación del perpetuum mobile, la máquina de movimiento continuo sin gasto de energía.

En su versión más grosera esa idea no la sostiene hoy prácticamente nadie, pero está implícita en muchas visiones falsas sobre la omnipotencia de la tecnología para resolver cualquier problema. En concreto, en su capacidad para invertir procesos irreversibles.

Los principios de la termodinámica son progresivamente menos evidentes. Así, el que puede considerarse "principio cero" casi nos hace sonreir al enunciarlo:
«Si se pone un objeto con cierta temperatura en contacto con otro a una temperatura distinta, ambos intercambian calor hasta que sus temperaturas se igualan»
También es fácil de entender el "primer principio":
«Si se realiza trabajo sobre un sistema o bien este intercambia calor con otro, la energía interna del sistema cambiará»
El "segundo principio" es un poco menos inmediato, porque obliga a distinguir entre procesos reversibles e irreversibles, distinción que no todos tenemos clara:
«Este principio marca la dirección en la que deben llevarse a cabo los procesos termodinámicos y, por lo tanto, la imposibilidad de que ocurran en el sentido contrario (por ejemplo, una mancha de tinta dispersada en el agua no puede volver a concentrarse en un pequeño volumen). El sentido de evolución de los procesos reales es único ya que son irreversibles»
El "tercer principio" es aún más inaccesible a los no iniciados, porque implica un concepto físico llamado entropía, que en términos sencillos podemos decir que mide el desorden de un sistema. Así, cuando en un proceso crece la entropía, el sistema queda en su conjunto más desordenado de lo que estaba, aunque algunas partes resulten estar mejor ordenadas. Para entendernos, ordenar el trastero significa desordenar, en mayor medida, el vertedero de basura.

Pues bien, todos los sistemas cerrados están condenados, en su evolución, a nivelar sus energías hasta que no haya intercambios que puedan producir trabajo. El universo en su conjunto, si es realmente un sistema cerrado, está condenado a una "muerte térmica", cuando todas sus partes alcancen la misma temperatura (un símil fácil de entender: dos vasijas unidas por un tubo flexible intercambian agua y producen un flujo a través de él mientras haya desnivel entre las superficies libres de ambas, y el flujo cesa cuando esos vasos comunicantes igualan sus niveles).

Pero para la muerte térmica del universo falta mucho tiempo, y no podemos saber si Deus sive Natura guarda en la manga alguna carta que desconocemos.

Mucho más cercano está el probable fin del proceso civilizatorio que nos ha traído hasta aquí. El artículo que cito más abajo cifra en diez años el plazo para el colapso de nuestra civilización. Parece inminente y ya hemos empezado a deslizarnos por el tobogán. Se consideran cruciales los tres próximos años para impedir que sea totalmente irreversible.

Trataré de exponer de forma muy sintética las razones, pero recomiendo leer con atención tres entregas de un artículo al que enlazo más abajo. Recomiendo, aunque más bien ruego, imploro, vuestra atención. Y si no la exijo es únicamente porque sería ridículo e inútil.

Aunque en este mismo blog, bajo las etiquetas "ecología política" y "tiempo y espacio" ya he tocado muchas veces estos asuntos, la llamada de atención parece que ya exige actuar en un un plazo perentorio, mucho más corto de lo que pensábamos.

Las razones aducidas aquí y ahora se pueden resumir así:
  • Las energías fósiles también son renovables, pero su renovación es un millón de veces más lenta que el consumo actual. 
  • Obtener la energía fósil exige emplear energía, y no tendrá sentido cuando en el proceso se emplee el 100% de la extraída. 
  • Cada vez es más difícil extraer los recursos energéticos restantes, y al parecer la energía necesaria ronda ya, o supera, el 50%. 
  • La transición hacia energías verdaderamente renovables exige una completa transformación de todo el sistema actual. La sustitución del sistema conlleva un elevado coste energético y consumirá una gran parte de la energía aún disponible. 
  • Mientras tanto, el sistema a desmontar seguirá consumiendo energía. 
  • Cuanto más corto sea el tiempo disponible, más energía se requerirá, y el tiempo para un aterrrizaje suave está pasando. Es fácil frenar un vehículo a poca velocidad o con mucho camino por delante, pero puede ser imposible si va lanzado y se acaba la vía. 
  • También consumen energía las luchas contra el cambio climático, el envenenamiento de la atmósfera y los océanos o la pérdida de biodiversidad, imprescindibles para paliar los desequilibrios ecológicos que acompañan a estos fenómenos. Y también aquí el tiempo que se resta a las soluciones agrava los problemas, empeora la restauración y, en un doble movimiento, aumenta la velocidad de los cambios y el consumo energético necesario a la vez que mengua el tiempo disponible.
Estamos en el país de la Reina Roja, donde "sólo para permanecer en el mismo lugar hay que moverse continuamente". Y correr mucho más si se quiere avanzar. Pero la velocidad necesaria crece con el tiempo y puede llegar a ser inalcanzable.

La tormenta perfecta que se avecina puede resumirse en tres crisis entrelazadas, cada una de las cuales se descompone en otras muchas:
  • La crisis de los combustibles 
  • La crisis del cambio climático 
  • La crisis de la deuda
Esta última enmascara y retrasa las anteriores, porque siendo la deuda un pago exigible en el futuro, el acreedor cuenta con que sea pagada junto con sus intereses, lo que exige un crecimiento económico insostenible. Es una forma de trasladar los problemas actuales a un futuro... inexistente, con la gravedad añadida de que aplaza las soluciones más urgentes y frena el cambio del sistema.

El artículo en cuestión se titula:

Algunas reflexiones sobre el Ocaso de la Era del Petróleo

Estos son los enlaces correspondientes a sus tres partes:


Tercera parte

Así comienza:
Por lo menos desde finales del año 2014 ha habido una creciente confusión acerca de los precios del petróleo, sí el tan cacareado "Peak Oil" ya ha ocurrido, o va a ocurrir en el futuro y cuándo, la cuestión de los valores de las TRE (Tasas de Retorno Energético) de las fuentes de energía actuales y de las alternativas, el cambio climático y el límite sombrío de calentamiento de 2 ºC, y acerca de la viabilidad de cambiar rápidamente a las energías renovables o fuentes de abastecimiento energético sostenible. En general, es bastante importante saber si un horizonte de tiempo razonable para actuar es digamos 50 años, es decir, si en su mayor parte los problemas que estamos contemplando se presentaran más allá de 2050, o si ya estamos en serios problemas y el plazo para tratar de arreglar la situación es de unos 10 años. Para responder a esta clase de preguntas es necesario prestar mucha atención a la definición de los límites del sistema y examinar todas las cuestiones que se dan por sentado. 
Llevó 50 años que los climatólogos fueran oídos y que los políticos alcanzaran el Acuerdo de París sobre el cambio climático (CC) al cierre de la COP21, a finales del año pasado. Como sin duda usted puede deducir del título, soy de la opinión de que no tenemos 50 años para atormentarnos con el petróleo. En las tres secciones de este artículo, primero voy a mostrar brevemente un balance de dónde estamos respecto al petróleo; después, consideraré cómo esta situación nos llama a hacer nuestro máximo esfuerzo para liberarnos de la reinante confusión actual y pensar con claridad acerca de nuestra desagradable situación; y en la tercera parte voy a ofrecer algunas consideraciones sobre el corto plazo, los próximos diez años, cómo acercarse al problema, lo que no puede funcionar y lo que puede funcionar, y la urgencia de actuar, sin demora.
Adelanta esta seria advertencia:
La era del petróleo está terminando ahora, no en un lento, suave y largo tobogán, bajando desde el "Peak Oil", sino en un precipicio rápido de energía neta. Esto está ahora combinándose con cosas como el cambio climático y las emisiones de deuda globales para generar lo que yo llamo una "tormenta perfecta", lo suficientemente grande como para poner al mundo industrial globalizado de rodillas.
En la segunda parte señala "el velo de la deuda" (es decir, la transferencia de los problemas a un futuro inexistente) como uno de los mecanismos que enmascaran (y de hecho agravan) la crisis de la industria energética:
Para ilustrar cómo funciona la industria energética global a menudo comparo sus flujos de energía a los cinco dedos de una mano: todos ellos son necesarios y todos ellos estén vinculados (...). Bajo el efecto de la Reina Roja, la industria energética global está perdiendo progresivamente sus "nudillos" uno a uno como en una especie de lepra invisible, todavía imperceptible a causa del "velo" de la deuda que oculta las pérdidas progresivas y más fundamentalmente debido a (...) lo que llamo El Rey Dragón del petróleo evanescente.
Y así lo explica:
El Rey Dragón del Petróleo Evanescente es el resultado de la interacción entre
  • el desvanecimiento de la energía neta, 
  • el cambio climático, 
  • la deuda y 
  • el espectro completo de los problemas ecológicos y sociales que han ido en aumento desde principios de la década de 1970
(...) el Rey Dragón de Petróleo Evanescente está en el proceso de descargar una "tormenta perfecta" lo suficientemente fuerte como para poner al mundo industrial globalizado de rodillas. El Pearl Harbor del Petróleo lo marca la entrada a pleno ritmo del Rey Dragón del Petróleo Evanescente.
Y sobre el fallo cognitivo que nos impide ser objetivos mismo a la hora de conocer y reconocer los problemas, señala la mezcla inseparable, en todas las culturas hasta hoy, del conocimiento científico y el pensamiento mágico:
En los últimos años, Laura Nader había tomado parte en los organismos estadounidenses que supervisaron las respuestas a la primera y segunda crisis del petróleo y la industria de la energía nuclear de Estados Unidos (ella fue miembro de la Comisión de Sistemas de Energías Alternativas y Nucleares CONAES, una institución de la Academia Nacional de Ciencias Americana). Como antropóloga, le sorprendió inicialmente por lo que observó y procedió a aplicar sus conocimientos antropológicos para tratar de entender las "tribus" extrañas en las que había aterrizado. El título de su artículo fue un guiño a la famosa obra de Malinowski sobre las Islas Trobriand en 1925.
Malinowski ha señalado que: "No hay personas, no importa cómo sean de primitivas, sin religión o magia. Tampoco… hay razas salvajes [sic] que carezcan ya sea de la actitud científica o de la ciencia, a pesar de que con frecuencia esta falta les ha sido atribuida".
Nader había observado que la toma de decisiones que prevalece en el mundo industrializado en la que ella vivía era también el resultado de una mezcla extraña de "Magia, Ciencia y Religión" con un pensamiento mágico, mítico y cuasi religioso predominante entre las personas que eran vistas y se veían a sí mismas como racionales y que realizaban la toma de decisiones con base en la ciencia. En ese momento yo estaba comprometido en una investigación muy similar, y ya había observado exactamente el mismo tipo de fenómeno en mi propio trabajo de campo de Australasia, y había llegado a conclusiones similares.
En la tercera parte aparece el espinoso problema de la necesidad de un cambio, necesariamente muy rápido, del mundo del Busines As Usual a uno que ha de depender exclusivamente de la energía solar directa:
Tener en cuenta únicamente la eficacia y el coste de una u otra tecnología alternativa no será suficiente. Sin abordar las complejidades de la sustitución de todo el sistema, la situación en que estamos es una especie de "El Apocalipsis es ahora". El principal desafío que veo es así cómo cambiar de forma segura, con la menor pérdida de vida (habrá una pérdida sustancial de vida; esto es ya inevitable), a partir de fósiles-BAU (y por lo tanto de forma accesoria la nuclear) al 100% sostenible, lo que significa esencialmente, de una forma u otra, una sociedad basada en la solar directa.
Estos son algunos de los impresionantes retos que apenas queda tiempo para resolver:
(...) cuando se piensa en una sustitución global del sistema social hay que mirar a la totalidad de lo que se requiere para que el sistema funcione, incluyendo a las personas y sus propias necesidades de energía - esto es fundamentalmente el problema de definición de los límites del sistema, relacionado con la definición del problema (en el sentido de David Bhom). Podemos ilustrar esto considerando el Reino de Arabia Saudí. Como un experimento mental, quitar el petróleo (los medios de comunicación han informado de que el príncipe heredero del Reino de Arabia Saudita ha visto escrito en alguna pared el cercano fin de la bonanza del petróleo). Esto llevaría a la población del Reino de Arabia Saudí de unos 27 millones a unos 2 millones, es decir, se requieren unos 25 millones de personas para mantener el petróleo fluyendo en los actuales 10 millones de barriles/día (incluyendo numerosos empleados domésticos filipinos, médicos, abogados, y cosas por el estilo) más el alrededor de tres veces esa población en el extranjero para suministrar lo que los 25 millones demandan para mantener el flujo de petróleo...
A nivel mundial, estimo muy al tanteo que unos 1.500 millones de personas, que están relacionados directamente con la producción de petróleo, procesamiento, distribución y toda la cuestión de su transporte necesitan que el precio del petróleo esté más allá de los 100 dólares por barril para su subsistencia (incluyendo los trabajadores domésticos filipinos). Yo los llamo la Gente del Petróleo [...]. La mayoría de ellos actualmente están descontentos y sufriendo; su "demanda" de bienes y servicios ha disminuido considerablemente desde 2014.
Así que teniendo todo esto en cuenta, la sustitución de todo el sistema (en modo "a vida o muerte") requiere considerar las redes enteras de la cadena de producción, desde la explotación de los minerales, hasta la fabricación de los metales, el cemento, etc., para hacer las máquinas, para luego utilizarlas para producir las cosas que necesitamos para ir al 100% sostenible, así como las necesidades energéticas no sólo de la Gente del Petróleo sino del compendio completo de la Gente de la Energía, tanto los "fósiles" como los "verdes". Y todo eso mientras que por su parte es necesario mantener los sistemas de energía de origen fósil funcionando tanto como sea posible. A grandes rasgos la gente del sector de la energía probablemente ande por los 3 (¿mil?) millones de personas (y no es fácil convertir una proporción sustancial de los "fósiles" a "verdes", incluyendo sus propias necesidades de energía  - esto también tiene un coste energético significativo) (..) 
Sobre los mentados fallos cognitivos:
El fallo cognitivo es probablemente más flagrante, pero también más desapercibido, en materia de energía, el Rey Dragón del Petróleo Evanescente o las cuestiones asociadas a la energía ganada por energía invertida (TRE). Lo que podemos observar es un fallo triple del BAU, pero también de la mayoría de las alternativas actuales "verdes" (...):
(1) la trayectoria de desarrollo del BAU desde los años 1950 falló
(2) ha habido un fallo para prestar atención a más de 40 años de advertencias; y
(3) se ha producido un fallo en el desarrollo de alternativas viables.
Y lo que hace más grave la situación es que ya dependemos sobre todo de las energías fósiles, mientras que civilizaciones anteriores que fracasaron lo hacían exclusivamente de la energía solar:
Estamos en una situación sin precedentes. Tal y como subrayó Tainter, jamás ninguna civilización anterior ha logrado sobrevivir al tipo de situación en la que estamos (es decir: a las puertas de un colapso civilizatorio global). Sin embargo, las personas que vivieron en esas civilizaciones eran en su mayoría labriegos y tenían la red de seguridad de que su fuente de energía era 100% solar, fotosíntesis para alimentos, fibras y madera - así que ellos siempre tenían una escapatoria a pesar de estar en condiciones muy duras. Nosotros ya no tenemos una red de seguridad; nuestros sistemas completos de producción de alimentos son casi completamente dependientes de la energía neta del petróleo, la cual está en proceso de caerse al suelo y nuestros sistemas de suministro de alimentos no pueden afrontar quedarse sin ella.
Finaliza recordando los cambios radicales con que se han afrontado situaciones críticas en el pasado y lo que debemos aprender de aquellas experiencias:
(...) la humanidad ha pasado por una serie de cambios semejantes en los últimos 6 millones de años más o menos. Cada cambio ha conllevado:
(1) un nexo de innovaciones revolucionarias que abarcan la termodinámica y técnicas relacionadas,
(2) la innovación social (la institución imaginaria de la sociedad de Cornelius Castoriadis) e
(3) innovaciones relativas a la psique humana, es decir, nuestra forma de pensar, decidir y actuar.
Nuestra situación, debido a que acabamos de comenzar a deslizarnos por el abismo termodinámico de los combustibles fósiles, de manera similar requiere tal nexo si al final tenemos éxito en el cambio a un "nuevo reservorio de energía". Sólo centrándonos en la termodinámica y la tecnología no será suficiente. El tipo de cambio de paradigma al que hago referencia integra la tecnología, las innovaciones sociales y la innovación en relación con la psique humana sobre las maneras de evitar el fallo cognitivo. Es mucho pedir, pero es necesario para poder abordar las preguntas de Joseph Tainter.
Este reto es una medida de la enorme presión selectiva bajo la cual la humanidad ha conseguido colocarse ella solita. En la actualidad, veo muchas cosas muy creativas en todos estos tres dominios íntimamente relacionados. ¿Tendremos tal vez éxito al saltar el precipicio?

2 comentarios:

  1. A propósito de tu mención a la coherencia:

    "Al contrario de lo que suelen preceptuar los diccionarios, incoherencia y contradicción no son sinónimos. Es en el interior de su propia coherencia donde una persona o un personaje se van contradiciendo, mientras que la incoherencia, por ser, más que la contradicción, una constante del comportamiento, repele de sí a la contradicción, la elimina, no se entiende viviendo con ella. Desde este punto de vista, aunque arriesgándonos a caer en las telas paralizadoras de la paradoja, no debería ser excluida la hipótesis de que la contradicción sea, al final, y precisamente, uno de los más coherentes contrarios de la incoherencia." José Saramago

    El tiempo, efectivamente, se encoje. Desgraciadamente (trágicamente) los oídos también.

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    1. La precisión es importante, porque la contradicción es el motor de la tensión dialéctica que mueve el mundo. Claro que algunos oídos se cerrarán (aunque las correspondientes orejas se alarguen) ante términos como "tensión dialéctica". No digo nada si recuerdo que una importante obra de Mao versa precisamente sobre la contradicción...

      Muy oportuno el sabio Saramago.

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