martes, 3 de marzo de 2015

Ciencia, publicaciones científicas y cienciometría

El solipsismo no existe en la ciencia. No hay aportación de los investigadores al conocimiento general hasta que se la publica y comparte. La publicación puede tomar forma de libro, o ser recogida en las memorias de los congresos. Pero el modo hoy más extendido es el artículo en una revista científica.

Sobre estas publicaciones escribí en este blog un comentario, al que daba pie un texto airadamente crítico hallado en El País. Y unos días antes me había referido un tanto peyorativamente a la charcutería intelectual. Me refería a las cadenas de citas, menciones cruzadas entre autores, etc. que tachonan las revistas científicas. También a la dirección que toma la investigación a partir de los encargos de grupos empresariales que la "orientan". No quiero ahora ser tan ácido.

Las revistas científicas, y en concreto las más reconocidas, deben valorar previamente lo que publican, so pena de perder su prestigio. El modo de hacerlo es, en primer lugar, recurrir al buen juicio de expertos en las áreas de conocimiento correspondientes. Una vez publicado el artículo, se sigue su trazabilidad, como se hace con cualquier otro producto. Lo más habitual es una contabilidad de las citas que obtiene.

Ningún procedimiento es perfecto ni está exento de riesgos. En la investigación experimental pueden evitarse desviaciones mediante procedimientos como el doble ciego. En la investigación más teórica la situación se complica, porque los necesarios filtros pueden y suelen teñirse de subjetividad, prejuicios y, hay que decirlo, algunas trampas.

Revisión por pares o estadísticas de citas son los procedimientos más habituales para publicar en revistas científicas. El segundo funciona cuando el autor ha logrado meter la nariz en las revistas, que generalmente exigen el juicio previo de los expertos mediante el primero. 

Por una parte, la revisión por pares parece objetiva. No es fácil engañar a los colegas, y su ponderación, aunque con posibles errores e incomprensiones, tiene al menos un caracter cualitativo del que adolecen los métodos puramente estadísticos, que sin embargo reparten la subjetividad en un número mayor de actores.

Se trata de un verdadero Hit Parade. Al fin y al cabo, todos los procesos competitivos tienen parecidas ventajas e inconvenientes. Prejuicios y camarillas facilitan o dificultan la publicación. Pero en el estado actual de la investigación lo peor es cómo se la instrumentaliza, al servicio de los capitales, que la patrocinan porque la financian. Directamente o a través de las administraciones a su servicio.

Universidades e institutos de investigación están literalmente al albur de los intereses empresariales. Para la investigación independiente del poder corren malos tiempos.

Sigue un extracto de artículo que me ha dado materia para estas reflexiones:


Carles Soriano
Marxismo Crítico



















(...)

...la investigación científica es producción social que, por un lado, se objetiva continuamente en los procesos productivos de la sociedad capitalista y, por otro, se da a conocer a través de múltiples canales (publicaciones diversas, conferencias, talleres). A lo largo del desarrollo histórico de la ciencia moderna, los artículos científicos publicados en revistas especializadas se han erigido en el formato por excelencia mediante el cual se da a conocer tan solo una parte – y es importante entenderlo así – de los resultados de la investigación científica. A partir de la métrica desarrollada sobre aspectos diversos relacionados con las publicaciones científicas (número de citas de un artículo, número de ejemplares publicados, número de descargas, etc.) surge, a lo largo del siglo XX, la disciplina que actualmente se conoce como cienciometría.

(...)
 
Los artículos científicos destinados a la publicación se someten a la denominada revisión por pares, que consiste en una suerte de arbitraje o auditoria externa que el equipo editorial de una revista científica encarga a expertos con objeto de validar la factibilidad de un artículo concreto. Es un proceso de arbitraje subjetivo que, con algunas variantes, también se usa en la valoración de proyectos de investigación por parte de las agencias e instituciones financiadoras. La revisión por pares comienza a aplicarse en el siglo XVIII, aunque no se estandariza en la forma que actualmente conocemos hasta la primera mitad del siglo XX [...]. Con anterioridad a su estandarización, los autores de los artículos recababan la opinión de sus colegas si lo consideraban oportuno y seguían, o no, sus sugerencias. Con la estandarización, este quehacer natural, que trasciende el mero ámbito científico y es común a un sinfín de actividades humanas, adquiere un carácter obligatorio y pasa a ser gestionado de manera externa a los propios autores. En este sentido, padecen una expropiación en lo que concierne al proceso de publicación de sus trabajos científicos. Expropiación que es llevada a cabo por la misma comunidad científica a través del proceso editorial, filtrando aquello que es publicable y bajo qué condiciones es publicable.

Desarrollo histórico y estado actual de la cienciometría

La cienciometría es una disciplina que estudia de manera cuantitativa cómo tiene lugar la comunicación de la ciencia a través de las publicaciones y artículos científicos. (...) Durante la primera mitad del siglo XX se sientan las bases conceptuales de la cienciometría, al adaptar para la literatura científica algunos de los principios de la economía neoclásica propugnados por Vilfredo Pareto. De este modo, se formulan la ley de Bradford o de dispersión de la literatura científica y la ley de Lotka o de distribución de los autores según su productividad. Ambas son reformulaciones del principio Pareto para la distribución de la riqueza. (...) Eugene Garfield (...) desarrolla el factor de impacto, un índice bibliométrico que expresa el cociente del número de citas que recibe una revista respecto al número de ejemplares que publica. (...) El factor de impacto ha gozado de amplia hegemonía en los ámbitos académicos y de gestión de la ciencia hasta principios del siglo XXI y se considera que el prestigio de una revista es tanto mayor cuanto mayor sea su factor de impacto. El factor de impacto se ha utilizado también como indicador cuantitativo de la valía de los sujetos productores de ciencia, bajo la premisa de que dicha valía viene dada por el prestigio de las revistas donde publican.

En el siglo XXI se desarrollan nuevos índices bibliométricos que ponderan el factor de impacto o ponen su foco en los artículos científicos más que en las revistas científicas. (...)  El índice H es un indicador de la productividad científica individual que da cuenta del conjunto de la obra publicada por los autores [...]. Un índice H=10 quiere decir que el autor considerado ha publicado 10 artículos que han recibido al menos 10 citas cada uno, un índice H=5 se corresponde con 5 artículos que han recibido al menos 5 citas cada uno y, así, sucesivamente. Al amparo del índice H han surgido hasta 50 variantes que enfatizan aspectos diversos, desde las publicaciones con mayor número de citas, hasta las publicaciones menos citadas, pasando por la distancia entre autores entendida ésta como número de colaboraciones conjuntas [...]. (...) Actualmente, existen modelos matemáticos que predicen el historial de citas de un artículo y hasta las posibilidades de éxito en la carrera científica de los investigadores [...].

La publicación de artículos en acceso abierto y el desarrollo actual de las redes sociales en internet han ampliado, por un lado, la difusión de los artículos científicos y, por otro, las posibilidades de la métrica sobre los mismos. Hoy en día, la métrica de las publicaciones científicas incluye no sólo los factores de impacto y el número de citas de los artículos sino el número de descargas, tuits, visitas a sitios web y, en general, cualquier tipo de métrica que se pueda desarrollar respecto a la visibilidad de un documento en internet, incluso en tiempo real y a escala global [...]. Este tipo de métrica se conoce como Altmetrics y está siendo paulatinamente incorporada por la mayoría de publicaciones en Internet como indicadora del impacto social. La métrica de artículos científicos en Internet ha dado lugar a una industria de proveedores, generalmente empresas de tipo startup, que ofrecen diversos tipos de herramientas: para la organización curricular en red, para la organización y el rastreo de documentos científicos con vistas a su difusión social y para la implementación de la propia métrica [...].

(...)

La revisión por pares en su formato clásico está siendo actualmente cuestionada por las publicaciones en abierto y las redes sociales, en que dicha revisión queda reducida a una cuestión testimonial respecto a la adecuabilidad formal del artículo a publicar o donde directamente se ejerce una especie revisión post-publicación mediante comentarios abiertos. El principal argumento de sostén para la revisión por pares es que se trata de un mecanismo que mejora la calidad científica del artículo en cuestión, en tanto que asegura unos requisitos mínimos de rigor científico y, por consiguiente, es un procedimiento que preserva la calidad de la ciencia en general. Se trata de un argumento falaz que incumbe más bien a las editoriales y revistas científicas con vistas al mantenimiento de su “status quo” en el mercado de las publicaciones científicas. Aquí hay que decir que la ciencia ya tiene sus propios mecanismos internos de validación y refutación a lo largo de su devenir histórico; forman parte de su quehacer intrínseco en tanto que ciencia, permiten contrastar y refutar datos y teorías y habilitan, en definitiva, la propia discusión científica. Por otra parte, la validación de la ciencia se realiza también a través de la implementación práctica de la producción científica en los procesos productivos. En lo que concierne a las llamadas ciencias de la salud, también se ha señalado la necesidad de la revisión por pares para preservar al conjunto de la sociedad de falsos remedios y curas milagrosas. Argumento éste, un tanto dudoso, cuando los supuestos falsos remedios se dan igualmente a conocer por otros canales y cuando los intereses económicos de las corporaciones farmacéuticas y biomédicas permean hasta la propia investigación científica y están en el origen de algunos de los casos más sonados de fraude científico. Es un argumento con resabios paternalistas que más bien parece perseguir la legitimación de la propia élite académica. En contra de la revisión por pares se ha señalado que es un mecanismo tendente a preservar la ortodoxia y los paradigmas científicos vigentes frente a nuevas visiones que no se ajustan al mainstream. Ello no impide, sin embargo, que eventualmente se publiquen artículos que trasciendan o cuestionen dichos paradigmas. En cualquier caso, quedará bajo el criterio subjetivo de los revisores y editores su publicación o no. La irrupción de las publicaciones en abierto con filosofía bussines-oriented y una revisión pre-publicación de tipo suave bien puede entenderse como una estrategia de mercado frente a las publicaciones tradicionales ya consolidadas y con revisiones exigentes que preservan su posición en el mercado editorial. Al margen de ello, existen numerosos ejemplos que demuestran el carácter superfluo de la revisión por pares, desde artículos científicos que fueron inicialmente rechazados por determinados revisores y revistas y que cobraron un tardío reconocimiento científico al ser publicados en otros foros, hasta contribuciones ampliamente reconocidas que no han pasado por revisión alguna. Entre estas últimas uno de los casos más emblemáticos de la época reciente es el de Grigori Perelman, quien resolvió la conjetura de Poincaré en el año 2002 publicándola libremente en el repositorio digital arxiv.org, siendo corroborada por investigaciones posteriores [...]. En definitiva, la ciencia no necesita de ninguna validación “ex ante” efectuada por expertos, pues se evalúa y valida a sí misma cotidianamente.

(...)

Ante la profusión actual de indicadores bibliométricos y la métrica alternativa creada a partir de documentos en Internet (Altmetrics) han surgido iniciativas que pretenden estandarizar y establecer protocolos tanto en lo que respecta a la métrica en sí como al uso que de ella se hace. El objetivo, confeso en algunos casos, es poder contar con indicadores fiables que permitan evaluar y comparar instituciones científicas entre sí [...]. En otros casos, la estandarización se presenta de manera aséptica, como una investigación interna de la propia métrica y sin mención alguna al uso que se hace de ella y, en un alarde de inmodestia, se pretende incluso estar haciendo una ontología de la métrica [...]. Se trata, sin duda, de una concepción un tanto roma de ontología, que difícilmente suscribiría Heidegger o el mismo Marx.

El principal argumento de sostén para la cienciometría es que constituye una medida indirecta de la calidad científica. El carácter falaz de este argumento es, si cabe, más notorio que el de la revisión por pares como garante de la calidad de la ciencia. Esta argumentación falaz es sostenida de manera implícita o explícita por algunos de los pioneros de la cienciometría, desde el ínclito Eugene Garfield hasta Derek J. de Solla Price, y es asumida reiterada y acríticamente por el grueso de la comunidad científica mediante rodeos semánticos del tipo: las citas miden el impacto, éxito, influencia o visibilidad en la sociedad y, por tanto, indirectamente indican la calidad o excelencia científica [...]. Por lo que respecta a la métrica sobre la visibilidad de documentos en internet, hay que decir que no es en nada distinta a los índices de audiencia de cualquier medio de comunicación convencional. Visitar un sitio web es como pasear por la calle y detenerse ante un kiosco. En cuanto a las citas, no indican más que un uso pero nada dicen del uso en sí. Si dicho uso es descalificatorio, laudatorio o si se trata de una cita de una cita, en cuyo caso se debería hablar propiamente de un reúso. Gran parte de las citas del presente trabajo no son precisamente laudatorias pero pueden engrosar el currículo de más de uno. Del mismo modo que 50 mesas no informan de si éstas son cuadradas, redondas, de madera o de metal, el número de citas cuantifica un uso, pero no puede informar sobre la calidad de la publicación en cuestión. Las citas dentro de una publicación pueden dar cuenta, a título informativo, de una parte del contexto científico con que se relaciona el artículo en cuestión y, en cualquier caso, están sujetas a la consideración subjetiva del autor acerca de qué debe citar. Por tanto y en rigor, a partir de la cuantificación de las citas que recibe un artículo no se puede inferir nada respecto de su calidad científica. Siendo esto así, tampoco se puede inferir la calidad científica de los sujetos que producen los artículos, de las instituciones donde estos trabajan y, menos aún, de la ciencia en general. Lo dicho para las citas vale para cualquier índice bibliométrico basado en ellas. Cabe señalar, por otra parte, que muchos autores de reconocida transcendencia y ampliamente usados apenas son citados en la literatura científica pues se hallan incorporados contextualmente en el quehacer científico cotidiano y en el propio léxico científico. Poca gente cita a Arquímedes por su principio, ni a Newton por sus leyes de la mecánica o a Darwin por su teoría de la evolución y, quizás, aún se cite a Einstein por su artículo sobre la dualidad onda-corpúsculo. La tendencia que se observa, sin embargo, parecería indicar que cuanto más clásico es un autor menos citado es. Para la cienciometría, sus leyes y sus indicadores, estos autores resultan invisibles o no entran en su objeto de estudio. Ello pone de relieve que esta disciplina, lejos de tener una aplicación más o menos universal – como cabría esperar de algo que se pretende una ciencia de la ciencia [...] – tiene una marcada limitación histórica, circunscrita a los siglos XX y XXI. No sólo eso sino que, dentro de este periodo, se diría que el nicho de actuación preferido de la cienciometría es algo así como el último grito de la ciencia. De modo que, si toda publicación científica es un momento más bien ínfimo en la circulación de la producción científica en tanto que proceso de producción social, las citas son un momento otro tanto ínfimo que corresponde al entramado de interacciones que se tejen en el artículo con una parte del resto de publicaciones.

La cienciometría es, por tanto, una disciplina que estudia de manera cuantitativa cómo tiene lugar el flujo de la información presente en los artículos científicos. No analiza el contenido científico sino cómo éste se propaga. Es una disciplina fundamentalmente desarrollada desde la propia academia, aun cuando interacciona estrechamente con grupos editoriales y con empresas que operan en lo que se ha dado en llamar capitalismo cognitivo. En líneas generales, muestra una evolución que va del estudio del medio a través del que se difunde la ciencia, las revistas y artículos científicos, a la caracterización del sujeto productor de ciencia. Desde esta perspectiva, la cienciometría resulta de la necesidad de dotar al proceso de evaluación, ya sea del medio a través del cual se difunde la ciencia o del sujeto productor de la misma, de un instrumento de carácter cuantitativo y aparentemente objetivo, capaz de dotar de rigor técnico al proceso de evaluación. Surge como la evolución lógica y natural de los procesos de arbitraje, cualitativos y de carácter subjetivo, en la evaluación de revistas, artículos y sujetos productores de ciencia.

(...)

La apariencia objetiva, la validación empírica, la pretendida medición de la calidad científica y la supuesta preservación de la buena ciencia forman parte, por tanto, del discurso ideológico que erigen la cienciometría y la revisión por pares de artículos científicos para su legitimación. La fatuidad que caracteriza a buena parte de la élite científica juega un papel nada desdeñable en cómo se legitima a sí misma y ante el resto de la sociedad. En el mercado de las publicaciones científicas, la revisión por pares, en tanto estrategia de mercado, está siendo actualmente contestada por la estrategia de las publicaciones en abierto. Lo significativo, en cualquier caso, es la consideración del artículo científico en tanto mercancía “sui generis” de la sociedad capitalista, es decir, la determinación del capital en este sentido. Por lo que respecta a la cienciometría, su razón de ser es de otra índole que la de investigar asépticamente cómo fluye la información en los artículos científicos. Esta razón no es otra que la necesidad de gestionar unos recursos limitados para la financiación científica y tecnológica y, de justicia es decirlo, así se expresa explícita y ocasionalmente desde la propia academia [...]. Es decir, la cienciometría es el instrumento aparentemente objetivo que viene a complementar los procesos subjetivos de arbitraje en lo que respecta a la inversión de capital en fuerza de trabajo cualificada, tanto individual como colectiva (centros de investigación, universidades). Hablando sin tapujos, se trata de los filtros que usa el jefe de personal en el proceso de selección de candidatos, ya sea para ocupar puestos de trabajo o para la ejecución de proyectos científicos. Cienciometría y revisión por pares obedecen, pues, a requerimientos del capital, tienen desarrollos históricos específicos y se aplican a las mercancías fuerza de trabajo cualificada y artículo científico. Los procesos de arbitraje y la cienciometría son los instrumentos subjetivo y aparentemente objetivo respectivamente con los que el capital enfrenta la selección de personal cualificado en un contexto secular de dificultades crecientes por lo que respecta a su capacidad de valorización. Esta dificultad creciente se expresa en la caída tendencial de la tasa de ganancia, que ha activado las correspondientes contratendencias por parte del capital, fundamentalmente el aumento de la tasa de explotación del trabajo que caracteriza el periodo neoliberal. Todo ello fue formulado dialécticamente por Marx en su ontología del capital [...]. Para los amantes de lo empírico, hace ya un tiempo que se dispone de series seculares que corroboran tanto la caída tendencial como las contratendencias [...]. Es, por tanto, bajo la determinación del capital, y en particular atendiendo a las necesidades específicas de su devenir histórico, que tiene lugar el desarrollo de la revisión por pares y la cienciometría. Estas necesidades específicas son, por un parte, las de los capitales particulares de la industria de las publicaciones científicas y, por lo que respecta al capital en general, las creadas a partir del aumento de la composición orgánica del capital, de la automatización de los procesos productivos y de la consiguiente sustitución de trabajo vivo por trabajo muerto, que conllevan una mayor inversión de capital en producción científica y un aumento de la presión sobre la fuerza de trabajo cualificada. Todo ello en un contexto secular de desvaloración relativa del capital, que lo empuja a migrar hacia formas rentistas y especulativas. La presión del capital sobre la producción científica se manifiesta, por un lado, en la creciente injerencia del capital en los contenidos de los programas de investigación, tanto a nivel nacional como supranacional y tanto por lo que respecta a las ciencias duras encargadas de la producción material, como a las humanidades encargadas de producción ideológica y a aquellas áreas de conocimiento fronterizas. Por otro lado, la presión del capital sobre la fuerza de trabajo cualificada que se ocupa de la producción científica se expresa en la lucha intraclasista – captación competitiva de financiación de proyectos, de puestos de trabajo, etc. – de manera similar a como se expresa sobre la fuerza de trabajo no cualificada. En este contexto competitivo y de recelo académico, la vuelta a la revisión por pares como proceso de selección de personal y de proyectos científicos está bajo creciente sospecha y puede verse como un retorno al elitismo, mientras que los índices bibliométricos, por su aparente objetividad y aun a pesar de su probado potencial aberrante, se muestran como instrumentos más democráticos. Se configura, así, una suerte de círculo vicioso de difícil solución.

Conclusión

Desde la perspectiva aquí expuesta, resulta absurda la pretensión de elaborar una ciencia cienciométrica de carácter aséptico, por el placer del conocimiento puro. Se trata, sí, de conocimiento, de producción social en general, pero en su misma concepción y desarrollo fuertemente determinados por las necesidades históricas del capital. Esta determinación se inscribe en un contexto de dificultades crecientes, seculares, en la valorización del valor que obligan al capital a migrar hacia formas rentistas y especulativas, y constituye el panorama actual de la producción científica, las publicaciones científicas y la cienciometría. El capitalismo es un sistema de dominación de clase, sutil una veces y brutal otras según lo requieran las circunstancias, que lleva implícito la lucha de clases y la lucha intraclases y donde el capital es la relación social que media la explotación del trabajo. Los desarrolladores de la cienciometría y la comunidad científica en general pueden ser más o menos conscientes de las determinaciones que ejerce el capital sobre lo que hacen, pueden pensar o no que la lucha de clases no va con ellos, quizás piensen que se hallan por encima de estas cosas y que sus estudios sobre los hábitos alimenticios del koala poco tienen que ver con todo ello. En cualquier caso, entender la cienciometría y la revisión por pares en tanto instrumentos del capital en el contexto histórico del modo de producción capitalista significa la posibilidad de enfrentar este estado de cosas. No hacerlo significa abundar en la ilusión imposible de conjugar armónicamente el instrumento subjetivo y aparentemente objetivo del capital en los procesos de evaluación, que es el sentido de todas las críticas, lamentos y declaraciones vertidas a la revisión por pares y cienciometría [...]. Es abundar en la pretensión de imposibles, llámense capitalismo de rostro humano, verde, respetuoso o como se quiera. Es, en definitiva seguir sometidos a las leyes ciegas del capital y sus fetiches, por más que sea el propio ser humano quien los desarrolle e implemente.

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