martes, 13 de enero de 2015

Azuzando

Va a hacer cuatro meses que El País publicó este editorial. Pensaba comentarlo entonces. La actualidad del atentado sangriento contra Charlie Hebdo no es el motivo de que lo haga ahora, porque no es un problema agudo, sino una enfermedad crónica.

Tampoco voy a hacer historia de odios y agravios, de racismo e islamofobia, de fanatismo religioso. Muchos lo están haciendo ahora mismo. Hay análisis ajustados y llamadas a las guerras santas. Se puede leer de todo sobre este tema, de soflamas a llamamientos a la cordura. De profundizaciones históricas a movilizaciones de urgencia.

Lo que me gustaría poner de manifiesto es la indisimulada apelación de algunos medios a participar en operaciones bélicas en otros países, cuya finalidad real es controlar el mundo para beneficio de los grandes poderes económicos que lo están llevando a la ruina.

Pero se entiende. ¿En qué manos está la gran prensa?

Es muy corto y bien alfombrado el trayecto que lleva de los perros guardianes a los perros de la guerra.







Gran coalición mundial contra el yihadismo
España opta equivocadamente por un perfil bajo

(...)

...De la capital francesa emergió un acuerdo de 30 países —10 de ellos, árabes— de adoptar las medidas necesarias —incluyendo la ayuda militar— para “luchar eficazmente” contra el EI...

(...)

España optó de nuevo por un perfil bajo a la hora del compromiso. “Estamos esperando que se nos diga qué se necesita”, dijo el ministro de Exteriores, García Margallo, sin concretar más. Es decir, se seguirá haciendo lo mismo que antes, no ya de la reunión de ayer, sino de la cumbre de la OTAN del 4 de septiembre en la que se gestó el embrión —sin la presencia española— de una coalición internacional para hacer frente a un peligro que se cierne sobre Europa: no solo por la importancia estratégica de Oriente Próximo, sino por las cifras de yihadistas occidentales —decenas de ellos, españoles— en las trincheras...

(...)

...Apoyar la lucha preventiva contra el terror, reduciendo en lo posible el peligro de sus zarpazos, es una estrategia que merece el apoyo de las fuerzas políticas y del conjunto de la sociedad. Lo mismo que asumir una posición activa en el compromiso global contra la amenaza.

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