jueves, 29 de marzo de 2012

29M: Dos contingentes para una batalla

Esta Huelga General la vamos a tener que librar junt@s dos contingentes política y biológicamente muy diferentes... 
 
Íñigo Errejón, doctor e investigador en Ciencia Política en la UCM, en Kaosenlared.
Reproduzco íntegramente:


Esta Huelga General la vamos a tener que librar junt@s dos contingentes política y biológicamente muy diferentes, y hasta ahora con escasas experiencias de convergencia: Por una parte, un ejército envejecido y a la defensiva de trabajadores sindicalizados; por otra, uno en formación, recién nacido y aún poco articulado, generado fundamentalmente en la ola de movilización del 15M, y compuesto mayoritariamente por gentes que no hemos conocido el régimen laboral del pacto social fordista.

La contienda se desarrolla además en el terreno sindical-laboral, allí donde este último actor no tiene apenas presencia, en contraste con el uso del espacio público y la defensa de contenidos democrático-radicales que le caracterizan. No obstante, los subalternos rara vez eligen el terreno y las condiciones del enfrentamiento. Parece claro que éste se libra cuando y como quería el Gobierno de la Patronal, que busca un golpe disciplinante de la mayoría empobrecida que va a soportar el programa de ajuste que impone la Troika.

Ese es el sentido del ataque a los sindicatos: no sólo la agresión a la posibilidad misma de agruparse en los lugares de trabajo, sino como una reestructuración hacia la derecha de los aparatos del Estado que elimine la mínima capacidad de contrapeso de las instituciones del trabajo dentro del Régimen. Una verdadera transformación oligárquica de la constitución material del Estado español, con la que los de arriba buscan un efecto ejemplarizante.

Seguramente los motivos de ambos contingentes para concurrir a la Huelga General tienen diferentes contenidos particulares: la defensa de unas condiciones laborales que parecen en peligro de extinción un@s; la revuelta contra un presente bloqueado por los recortes y la precariedad otr@s. Pero hay que anudar un sentido general compartido: la construcción de un pueblo contra el chantaje de la deuda y las medidas de ajuste estructural.

Con lo que no termina de morir y lo que no termina de nacer, tenemos que comparecer en una batalla cuyos términos no hemos escogido, pero que no podemos esquivar, en la que hay que batirse, y de la que se puede ganar impulso para el futuro inmediato. La Huelga, en consecuencia, debe ser pensada y librada como un hito fundamental en un enfrentamiento prolongado con la ofensiva que las élites han desatado contra los trabajadores y las capas subalternas, que persigue modificar unilateralmente el pacto social fundante del Régimen, en beneficio de una redistribución aún más regresiva de la riqueza de abajo hacia arriba. Una ofensiva directa y esencialmente política, que como tal debe ser enfrentada.

Más allá del problema del paro: capitalismo y marginación sistémica

Arturo Borra, en Rebelión (fragmento)

Horroroso...
Pero lúcido.
El primer paso, ser consciente.
El segundo, no caer en la desesperación.
El tercero, prepararse para luchar contra el monstruo.

Moloch

Si la promesa del “pleno empleo” constituye una imposibilidad estructural en este modo de producción, en las actuales condiciones (y no sólo en Europa) esta imposibilidad consolida la realidad de la carencia expandida en cientos de millones de personas, declaradas técnicamente prescindibles 

La conclusión es drástica: desde la perspectiva del capital, esos millones de vidas humanas carecen absolutamente de relevancia, tanto desde la dimensión de la producción como del consumo. El “problema” queda restringido a la gestión de esta masa marginal. Se trata de una ciudadanía de segunda mano, cada vez más extendida, tratada en la práctica como «desecho humano» (por usar los términos de Zygmun Bauman), esto es, como excedente que hay que reciclar en cierta medida (2). Apenas somos suficientemente conscientes de lo que supone construir el planeta como una poderosa y descontrolada fábrica de residuos. La naturalización de una «cultura de los residuos» carece de precedentes. Ante el “horroroso espectro de la desechabilidad” (3), incluso quienes serán los próximos en la lista prefieren frecuentemente cerrar los ojos o desviarse hacia un centro comercial, soñando con hacerse «indispensables» a partir de unos «méritos» con fecha de caducidad

Desde una perspectiva sistémica, lo que cuenta no es ya la existencia misma de esas vidas sino meramente su tratamiento: su gestión como residuos. Si por un lado la falta absoluta de reciclaje podría conducir a riesgos más o menos imprevisibles (terrorismo, criminalidad, trata de personas, etc.), la inversión que supone el reciclaje (formación para el empleo, subsidios, ayudas a la vivienda, programas de reinserción laboral, ayudas para la cooperación y el codesarrollo, etc.), en la actual ecuación basada en el rendimiento, no puede ser más elevada que el costo de desecharlos completamente. De modo periódico, la economía política del reciclaje deberá decidir hasta qué medida recicla

No hay ningún significado estable en ese cierta medida. Si el límite de la social-democracia era la indigencia (reciclar para evitar la miseria o pobreza extrema dentro de las fronteras nacionales), el neoliberalismo no parece tener un límite intrínseco: las únicas razones para el reciclaje residen en la gestión del riesgo, esto es, en regular la aparición de la “amenaza terrorista”, el incremento de la “delincuencia” y la aparición de “movimientos sociales” con potencial subversivo (identificados, en última instancia, como una variante local del terrorismo global [4]). En el contexto de la globalización capitalista, no es la evitación de la muerte de millones lo que importa sino la gestión de un excedente de supervivientes que hay que mantener bajo control. La constitución del capitalismo en una máquina biopolítica fascista, ligada a regulaciones culturales específicas, no es ninguna metáfora: cada día, por medios diferentes, confina y elimina flujos humanos “técnicamente prescindibles”
(Las citas, en el enlace)

martes, 13 de marzo de 2012

Resurgir del colonialismo

Propaganda de guerra y derechos humanos, artículo de Domenico Losurdo.

Me pareció interesante esta comparación de situaciones.

Cuando en un organismo colapsan las defensas, aparecen las invasiones de gérmenes oportunistas.

Pero hongos y bacterias no justifican su actuación. No lo necesitan.

Losurdo además dice aquí muchas otras cosas dignas de atención.



Tenemos que darnos cuenta de lo que está pasando, de que hay un resurgir del colonialismo, y para entenderlo tener presente este aspecto fundamental: durante la guerra contra Libia, Occidente fue capaz de matar a miles y miles de libios sin sufrir una sola baja. Esto nos retrotrae a las páginas más negras de la historia del colonialismo. Recordemos la Guerra del Opio, la Primera Guerra del Opio de 1840, cuando la flota inglesa se acerca a la costa china y es capaz de bombardearla; cientos y cientos de barcos son capaces de bombardear el territorio chino, sembrando la muerte, sin que los chinos puedan alcanzar los barcos que les bombardean. He aquí una página clásica del colonialismo: gracias a su superioridad tecnológica, Gran Bretaña, la potencia colonial hegemónica de la época, impuso a China la compra de opio.

Tampoco en este caso faltó un autor ilustre, un filósofo ilustre, John Stuart Mill, que hablaba de la Guerra del Opio como de una guerra de la libertad, una guerra por la libertad del comercio de opio, a favor, decía, del comprador antes que de los vendedores.

viernes, 9 de marzo de 2012

La pelea del siglo

The Fight of the Century es un artículo de Richard Heinberg, ecólogo estadounidense, gran conocedor y divulgador de las amenazas medioambientales y sociales del uso de energía, y de las consecuencias resultantes del agotamiento del petróleo

Tarde o temprano (más bien temprano) la imposibilidad de sostener la estructura socioeconómica actual nos arrastra a alguno de los escenarios que describe. El primero está ya en pleno desarrollo, en el sentido en que se pueda aplicar este término a lo que es involución.

El autor huye de la polémica. Presenta simplemente lo que es previsible dentro del campo siempre incierto de la prospectiva. Lo expone claramente en este párrafo:
Pensar en términos de cuadro general es útil para aquellos que tienen acceso a la información y tiempo para la reflexión. Proporciona un sentido de perspectiva y un potencial para una acción más efectiva. Para aquellos de nosotros que se sientan ante el campo de batalla del siglo XXI, la pregunta es: ¿Cuál es nuestro papel apropiado? ¿Nos implicamos en el conflicto? ¿O sería mejor impedir, resolver o evitar el conflicto? Circunstancias y temperamentos personales diferentes nos llevarán a respuestas diferentes. Si este ensayo fuese uno polémico, podría incitar a los lectores a resistir y a oponerse a quienes ejercen el poder político y económico. Pero este no es mi propósito aquí. Es más bien proporcionar simplemente el paisaje del conflicto de forma que se pueda ver dónde se pueden encontrar los puntos de apalancamiento. Depende de los lectores hacer con este muy rudimentario análisis lo que quieran.
Y, como él, me limito a informar sobre este panorama.

El proceso es rápido, aunque a veces lo percibamos a cámara lenta.

Que en lugar del pánico cunda la política. El futuro no está sobredeterminado.