domingo, 17 de abril de 2011

El tinglado de la economía financiera

Crisis global, artículo de Ramón Fernández Durán, Luis González Reyes y Luis Rico García-A. en El Ecologista.

El texto completo, aquí. Reproduzco el final. La viñeta de Jordi Balash con que lo ilustro corresponde a la "otra" solución...

"Ha nacido un nuevo sistema financiero"

Soluciones que tal vez solucionen

Para evitar que no se vuelvan a producir nuevas burbujas especulativas y desmanes financieros es necesario socavar las raíces sobre las que se sustentan con medidas del tipo de:
  • Anclar las monedas a valores físicos poniendo límites a la creación del dinero. Se podrían anclar al tamaño de la población o a una cesta de productos básicos. La clave es que no pueda crecer el dinero (que no es más que deuda como vimos) al margen de la cantidad de recursos naturales existentes.
  • Implantar un sistema de cambios fijos para las divisas con control democrático internacional.
  • Imposibilidad de operar con monedas distintas a la local y control público de los bancos centrales.
  • Limitar drásticamente el movimiento internacional de capital y abolición de la deuda externa de los países del Sur.
  • Fuerte regulación y transparencia de los mercados, con la apertura de sus libros al público, junto con la eliminación de los paraísos fiscales.
  • Prohibir que los bancos presten dinero por encima de los depósitos que tienen (subir el coeficiente de caja al 100%), eliminando además mecanismos como la titularización de deuda.
  • Control público y democrático de la banca para forzarla a actuar con criterios de equidad, solidaridad y sostenibilidad.
Estas medidas sólo servirían para reducir la posibilidad de nuevas burbujas especulativas y desmanes financieros internacionales que terminen generando una nueva crisis, pero no permitirán avanzar hacia un mundo realmente sostenible, solidario y justo, ya que esto es incompatible con el sistema actual, que requiere el crecimiento ilimitado y la creación de desigualdades para su subsistencia. Medidas que irían en este sentido serían: la reducción del ámbito de la economía monetaria; la reconversión ecológica del sector industrial, de la construcción y las ciudades; el impulso de un mundo rural vivo basado en la producción agroecológica; la transformación del sistema energético hacia fuentes renovables; o reinvertir el dinero destinado a grandes infraestructuras de transporte en fomentar los circuitos de producción-consumo cortos.

Atendiendo a que una crisis es una oportunidad de cambio, es el momento de preguntarse si queremos seguir dejando que unos pocos especulen con los ahorros del resto, controlen los puestos de trabajo y tengan a la humanidad secuestrada.

Las políticas de castración de la economía especulativa pueden abrir puertas para los cambios reales que necesitamos, con el objeto de vivir mejor y en equidad con menos; en paz con el planeta.

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