miércoles, 30 de marzo de 2011

La guerra europeo-estadounidense en Libia

Mentiras oficiales y errores de concepto de los críticos

James Petras. analiza aspectos generales que mucho análisis parcial pasa por alto. Otra vez los árboles y el bosque. Claro que para un análisis "completo" hace falta un tiempo infinito (¡Ah, el tiempo!) y todos los datos del mundo. La mente humana, con sus limitaciones, atiende siempre a la figura. El resto es fondo...

Aunque extraigo parte de su discurso, recomiendo leerlo completo. La argumentación sobre estos "mitos" se la dejo a Petras.



Los seis mitos sobre Libia, según el autor: 

  1. Derecha e Izquierda  
  2. ¿Guerra por petróleo o petróleo para la venta?  
  3. Gaddafi es un terrorista
  4. El mito de las masas revolucionarias; Al Qaeda  
  5. “Genocidio” o guerra civil armada
 
Y su conclusión:

Si no es el humanitarismo, el petróleo o los valores democráticos, ¿cuál es la fuerza impulsora de la intervención imperialista de Europa y EE UU?

Hay una pista en la elección selectiva de la intervención armada. En Bahrein, Arabia Saudita, Yemen, Jordania, Qatar, Oman, gobernantes autocráticos aliados de y respaldados por los gobiernos imperiales de Europa y EE UU han arrestado y asesinado impunemente a manifestantes pacíficos. En Egipto y Túnez, EE UU financia a una junta cívico-militar autoproclamada y conservadora para que impida una transformación social democrática y nacionalista profunda, para que promueva "reformas" económicas neoliberales dirigidas por cargos electorales pro imperialistas. Mientras los críticos liberales acusan a Occidente de "hipocresía" y "doble rasero" por el bombardeo de Libia, pero no en el caso de los carniceros del Golfo, en realidad los gobernantes imperialistas están usando idéntico rasero imperialista en todas las regiones. Ellos defienden a los regímenes clientes y estratégicos en donde poseen bases aéreas y navales, dirigen operaciones de inteligencia y plataformas logísticas para proseguir las guerras en curso en Irak y en Afganistán y para amenazar a Irán. Atacan a Libia porque aún se niega a colaborar con las operaciones militares de Occidente en África y el Oriente Próximo.

El aspecto central está en que cuando Libia permite que la mayoría de las grandes multinacionales europeas y estadounidenses saqueen su riqueza petrolífera, aún no es un activo geopolítico estratégico. Tal como escribimos en artículos anteriores, la fuerza motriz de la construcción del imperio estadounidense es militar, no económica. De hecho, se han sacrificado intereses de miles de millones de dólares en la implantación de sanciones contra Irak e Irán; la guerra de Irak cerró la mayor parte de la explotación de petróleo durante más de una década.

El ataque a Libia dirigido por Washington (la mayoría de las incursiones aéreas y los misiles están a cargo de aviones y submarinos de EE UU) es parte de un contraataque general contra los movimientos populares y prodemocráticos árabes más recientes. Occidente está respaldando la represión de los movimientos prodemocráticos en todo el Golfo, está financiando a la junta egipcia, proimperialista y proisraelí; está interviniendo en Túnez para asegurar que cualquier nuevo régimen quede "correctamente alineado". Respalda el despotismo en Argelia y los ataques diarios de Israel contra Gaza. Y ahora, en Libia, apoya un levantamiento de ex gaddafistas y monárquicos derechistas que prometen alinearse militarmente con los constructores de imperios de EE UU y Europa.

Los poderes regionales y globales impulsados por un mercado regional y global dinámico se niegan a entrar en este conflicto porque pone en peligro su acceso al petróleo, incluyendo la actual explotación a gran escala de fuentes de energía bajo el mandato de Gaddafi. Alemania, China, Rusia, Turquía, India y Brasil están creciendo a mucha velocidad al explotar nuevos mercados y recursos naturales, mientras que los estadounidenses, ingleses y franceses gastan miles de millones en guerras que desestabilizan mercados y fomentan guerras de resistencia a largo plazo.. Reconocen que los "rebeldes" no son capaces de obtener una victoria rápida, o de crear un ambiente estable para las inversiones a largo plazo. En el poder, los "rebeldes" se convertirían en clientes políticos de sus padrinos militaristas imperiales. Por otra parte, el empuje militar de los invasores imperialistas tiene consecuencias graves para las economías de mercado emergentes. Estados Unidos apoya a los rebeldes de la provincia china del Tibet y a los separatistas "rebeldes" de Uyghur en todas partes. Washington y Londres respaldan a los separatistas del Cáucaso ruso. La India está alerta por el apoyo militar estadounidense a Pakistán y sus reivindicaciones en Cachemira. Turquía se opone a los separatistas curdos apoyados por Estados Unidos y suministra armas a sus oponentes iraquíes.

El precedente libio de una invasión armada imperialista a favor de sus clientes separatistas presagia problemas para el mercado de las potencias emergentes. Es una amenaza viva para el floreciente movimiento libertario árabe. Y el golpe definitivo para la economía estadounidense: tres guerras pueden quebrar cualquier presupuesto más pronto que tarde. Pero, sobre todo la invasión socava los esfuerzos de los demócratas, los socialistas y los nacionalistas libios para liberar al país de la dictadura y los reaccionarios a quienes apoya el Imperio.

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