miércoles, 30 de marzo de 2011

El triste naufragio del pensamiento racional

Miguel Manzanera en Rebelión, sobre la intervención en Libia

En los argumentaciones de la campaña, brilla la más absoluta ignorancia de los principios racionales: deducción lógica, crítica de las fuentes, coherencia normativa, verificación de los hechos, el trabajo riguroso que exige el esclarecimiento de la verdad, todo ello es lanzado por la borda al proceloso mar de la confusión mediática. Nada importa para que los manipuladores de la opinión pública abracen entusiasmados la causa de la OTAN.

La eficacia del Imperio para desarticular países y destruirlos con el objetivo de extender su dominación es impresionante. La trampa ha estado bien montada, no ha sido una improvisación. Y es seguro que la situación llevaba años incubándose. Un Estado progresivamente arrinconado, hasta llevarlo al desahucio, sus errores han sido contabilizados por la propaganda imperialista campaña tras campaña. Sin prisas, la dominación capitalista se cierra imparablemente sobre el mundo como una boa constrictor. Una advertencia para todos.

Imperio es la dominación del más fuerte, la razón de la fuerza y no la fuerza de la razón, una profunda irracionalidad de fondo bajo la máscara de la eficacia. El capitalismo en su fase de decadencia final, un sistema productivo a escala global, una economía sin medida ni fronteras, alimentada de energía fósil. Una humanidad en crecimiento constante, insoportable, insostenible. 

Mientras el capitalismo pueda seguir ofreciendo nuevos avances tecnológicos -móviles, Internet, electrodomésticos,…- los ciudadanos lo perdonarán todo para poder disfrutar de la novedad: el pecado original de nuestra especie, la curiosidad. Nunca tuvo más razón Marx, el Moro, casi 150 años después de publicar el primer volumen de El Capital. Con profunda visión de sociólogo conocedor del alma humana nos advirtió: un modo de producción no está agotado mientras pueda desarrollar las fuerzas productivas. 

Pero ¿hasta cuando esta ingente destrucción de la vida, de la humanidad? ¿No hay alternativa? ¿De verdad es posible el Imperio mundial y sólo éste?

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